Los problemas económicos y políticos han condicionado el crecimiento empresario, las que han superado ese trance y continúan hoy con su actividad pueden contar sus experiencias, que aunque personales, no dejan de ser instructivas para el conjunto. Puede opinarse que al factor suerte hay que tenerlo de amigo, pero eso solo no muestra todo lo hecho para la concreción. Si, la suerte es un factor necesario, pero también es im-portante la claridad de objetivos y el esfuerzo para llegar a realizar aquello que se desea.

La empresa es LDI Cargas SA, sus propietarios son Cristian y Gabriel Ibarra, juntos comenzaron como choferes en una empresa de transporte hasta que al cabo de algunos años y llegando a 1995, pudieron comprar un chasis 1114 de Mercedes Benz. Este fue manejado por Gabriel mientras hacía lo mismo Cristian, ambos trabajaban para la misma empresa de transporte de cargas. Llegando al año 99, terminaron de pagar ese primer vehículo. Ahí se presenta la ocasión para la compra de otra unidad, debido a que la em-presa para la que trabajaban presionó para que actualicen la unidad. Final-mente lo hacen mediante un crédito del CITIBANK y adhiriendo al Plan Can-je. Así arriban al primer 0 km propio, un 1218 de Mercedes Benz.
Todo transcurría en forma normal, trabajando y pagando las cuotas, hasta la crisis económica del 2000/2001. Christian Ibarra recuerda: “Por la crisis económica, dejamos de pagar un tiempo las cuotas. Concurrimos al banco pasada la crisis y vimos que ni ellos sabían cómo solucionar el tema de la deuda dado que la pesificación afectaba a todo”.
Las palabras de Cristian Ibarra cobran dimensión, al apelar a la memoria de la crisis económica vivida. Los efectos más perjudiciales fueron los tres grandes aumentos impositivos del 2000 y 2001, rematada con los gobiernos transitorios que terminaron debilitando los derechos de propiedad al congelar depósitos bancarios; se cortó el vínculo del peso argentino con el dólar, y convirtieron por la fuerza depósitos y préstamos a pesos argentinos a tasas desfavorables.
Recién pasada la crisis y luego de una complicada negociación con el Banco pudieron pagar lo adeudado. “Me dijeron que la deuda era aproximadamente la mitad del valor de la original, debido a la actualización por el CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia, elaborado por el Ministerio de Economía)”, cuenta Cristian. De resultas de eso pagaron un par de cuotas más al final y quedo saldada la deuda.

En plena crisis lo llaman a Gabriel ofreciéndole un nuevo camión, al comentarlo con Cristian este responde “La postura mía era que si no podíamos pagar el 1218, menos podíamos con otra unidad”, a lo que Gabriel contesta “Mientras tengamos trabajo no debemos tenerle miedo a nada”.
El camión ofrecido era un Mercedes Benz 1632, con apenas 47 mil km. Las contras fueron los 22 mil pesos de adelanto exigidos, luego de una negociación con el banco, consiguen pagarlo mediante cheques mensuales durante un año y la cuota correspondiente original de la unidad. La transacción se llevó a cabo sin el agregado de intereses. Corría noviembre del 2000, en diciembre sucede la crisis y allí por la pesificación casi se licuaron las cuotas. Cristian rememora “Nos pesificaron a nosotros y les quitaron la plata a los que habían dejado sus ahorros. En suma pareciera que en este país el que debe es el que sale ganando, aunque suene a chiste”.
La sociedad de los hermanos Ibarra, aun no era una empresa con los papeles en regla, comenzó una escalada de negocios que arrancó en el 2004. Lo motivó la creación de una Base de Transferencia en Rosario y el abundante trabajo que les proporcionó.
Renault hizo su desembarco en Argentina con una pequeña Concesionaria en la calle Triunvirato de la Capital. Un vendedor de esa firma los contacta para tratar de colocar sus unidades. “Era una apuesta difícil, dado que opinábamos que aun carecían de repuestos e infraestructura necesaria”, cuenta Gabriel. La resistencia cayó cuando les ofrecen una financiación propia en términos y condiciones muy satisfactorias. La confianza de los hermanos se centraba en las palabras de Gabriel, “Si tenemos trabajo, no le tengo miedo a nada”. Así se concretó el tercer camión, el Renault 300, un buen producto con bajo consumo y buen rendimiento.

Este fue el inicio del crecimiento sostenido empresario. Poseían tres camiones y dos choferes, además de acuerdos de tercerización con fleteros que distribuían a distintos lugares. Aunque el trabajo era agobiante, los resultados no tardaron en llegar. Instalaron oficina con empleados y ambos hermanos hacían la selección y carga de los camiones. La mercadería que les llegaba continuaba aumentando.

A continuación tomaron una decisión que resultó fundamental, “Decidimos dejar de trabajar para otros y buscar nuestros propios clientes”, lo explica Cristian. Adquirieron un cuarto camión para absorber la cantidad de trabajo que se les presentaba. Desde ese momento compraron una unidad por año. Para apoyar el crecimiento y merced a un consejo de regularizar la empresa, ponen los papeles en orden, arman una empresa, pagan impuestos, etc; en suma lo que hacen la gran mayoría.
A partir del 2009 se transforman en LDI SA en un crecimiento sostenido, las utilidades siempre las invirtieron en capital de trabajo, mantienen ese concepto porque les ha rendido en resultados. Un pequeño hecho los muestra, se compraron auto particular recién en el 2010, hasta ese momento viajaban en colectivo para poder invertir el máximo del capital disponible.

En su portfolio de clientes se encuentran entre otros: Kimberley Clark, Mc Cain, Cachamai, Productos Premium Inca, DHL Argentina, Alicor, Refinería de Maíz. Para ellos hacen distribución de mercadería en GBA y AMBA, y en larga distancia a todo el país de un extremo al otro. La flota actual está conformada por 32 unidades propias, todas con semi remolque, también contratan 50 unidades.
Un tema que los ocupa es encontrar choferes competentes, ya que cada día son más escasos. Cuando se habla de escasos no se pone el énfasis en la cantidad, el problema real es la poca profesionalización de los que se presentan para el cargo debido a la escasa o nula experiencia. Cristian dice: “Los sueldos son buenos aunque los convenios son bastante complicados”. Y agrega “Los camiones actuales tienen mucha tecnología que hay que saber manejar, tienen que estar atentos a lo que ocurre con su unidad y tener alguna capacitación para poder realizar pequeñas reparaciones en ruta que pueden demorarlo innecesariamente. El hecho de haber tenido un camión no los habilita aun para el manejo de un semi remolque, tanto en la conducción en la ruta como el estacionar la unidad de culata para la descarga. Pocos de los jóvenes hacen o hicieron cursos donde se les enseñan todas estas cosas”. Ambos hermanos detectan que “Se perdió el oficio o la cultura del trabajo, no se sabe si por cuestiones políticas o sindicales o alguna cuestión distinta de estas”.

Aunque arrancaron con Renault con el paso del tiempo y por razones de rendimiento desde mediados del 2013 migraron a Ford. Desde el 2017 co-menzaron a renovar por nuevas unidades de esa marca. La decisión por la marca Ford a través de la Concesionaria Forcam, fue que hacían mucho trabajo de larga distancia y el rendimiento es superior comparando ambas, a eso se suma la tecnología actualizada de los nuevos camiones. También las mejoras en la comodidad de la cabina que da un mejor confort a los choferes, sumado a menores costos de mantenimiento y la importancia del valor de reventa de esas unidades. Tienen un muy buen servicio de post venta y atención de parte de Forcam y los costos de repuestos son accesibles. “Hoy tienen una gran importancia el servicio de post venta, la atención al cliente y el producto; esos valores son los que apreciamos y buscamos”, concluyen a dúo.