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Martes, 01 Enero 2019 16:03

LA TRANQUILIDAD DE NO DEPENDER DE UN TERCERO

El Rodeo es una empresa de Gualeguay, Entre Ríos, que lleva 45 años trabajando con los principales frigoríficos del país y en el 2000 comenzó a dedicarse al transporte y a formar su propia flota. La firma se dedica a la compra y venta de ganado, pero se diversificó al abrir una estación de servicio y además encontró en el rubro de transporte una oportunidad para optimizar su negocio.

Contar con una flota propia abrió nuevas posibilidades y comenzaron a ofrecer servicio tanto al productor ganadero como al general. “Después de diez años de tener camiones de ganado, empezamos a comprar bateas de cereal, después dos tolvas, luego agregamos otras cosas más y el transporte empezó a funcionar más”, cuenta Agustín Herrero, dueño de la firma que funciona en un predio de 9 mil metros cuadrados y emplea más de 100 personas, en diálogo con Revista RA.

Haciendo memoria Herrero, cuenta que el momento de “fuerte” crecimiento fue a partir del 2010. “En los últimos ocho, nueve años, pasamos de diez a quince camiones, después ya en 2011, de quince a veinte y hoy tenemos una flota de cuarenta camiones de los cuales el 50% son Volvo. La tecnología de los últimos años nos llevó a comprar Volvo”.
Y se anima a reflejar la clave: las unidades doble piso. “Nuestro trabajo es cautivo –explica- el 70% armo y cargo para frigorífico, ganado gordo o de invernada, le hacemos todo el negocio al cliente”.
Ese servicio tiene un costado bueno, que es el de ir ajustando el precio, pero implica muchas más responsabilidades y riesgos que en la coyuntura actual preocupan. “Hoy Argentina está muy difícil: lo que fue bueno durante muchos años, dar servicio, hoy está mucho más ajustado; es un negocio en el que para que los 40 camiones salgan a la calle, implica plata para el chofer, combustible, los neumáticos y otro montón de insumos, y los plazos de pagos son a los 30/40 días”, describe y advierte lo complejo que es trasladar esos valores a otros para pasar la cadena y seguir subsistiendo.

R.A.: ¿Qué resultados tuvieron con las nuevas unidades?
Agustín Herrero: Los últimos cuatro años compramos todo Volvo, y así seguimos porque tenemos muy buena comercialización con el concesionario Mamprin y Scevola, que nos permite el acceso a comprar camiones, nos toman algún usado, nos dan facilidades, tanto con financiación de Volvo como de ellos mismos. Aún con el contexto actual, tratan de generar las mejores condiciones para acceder a la unidad. En nuestro caso luego agregamos la Estación de Servicio y tras diez años de ser El Rodeo, estamos buscando ser marca propia, bandera blanca, la estamos cambiando para que sea Puma. Para eso tenemos un camión propio, un Volvo FH 420 Evo Win, con tres ejes, que consume muy poco, es muy ágil, impecable. R.A.: ¿Ahora están trabajando sólo con camiones Volvo?
A.H.: Hemos cambiado unos vehículos de otra marca por nuevos Volvo. Si tuviera oportunidad de comprar, podría agrandar más la flota porque tenemos un volumen importante de novillos, que son respaldo por cualquier cosa que pase. Vamos reponiendo doble piso, caja simple, un térmico. Con la estructura que tengo podría comprar dos frigoríficos más, pero está todo demasiado inestable. Pero seguiré comprando Volvos.

R.A.: ¿Cómo evolucionó la empresa?
A.H.: Hasta el año 2001, cuando falleció mi papá, funcionamos como SRL, con un empleado y yo, éramos tres personas. Hoy hay cien empleados, cuarenta camiones, cuarenta camioneros, cinco mecánicos, facturación, cobranza, ventas y la parte de consignataria tiene diez personas, más lo propio del área agropecuaria. El enfoque del negocio hoy sigue siendo la consignataria como núcleo generador de trabajo, ir a comprar y vender vacas a los frigoríficos, traer la hacienda para los campos. Las conexiones que tenemos son por dar un buen servicio a casi todos los frigoríficos de Argentina, que nos llaman y piden transporte.

R.A.: ¿El fuerte en transporte es el ganado?
A.H.: Si, lo nuestro es el transporte puntualmente de ganado y lo bueno que tiene es que vas y descargas, tiene muy pocos problemas, salvo que te agarre una lluvia, sobre todo en Corrientes, donde está la fábrica. Para la provincia de Buenos Aires la actividad está en Madariaga, Ayacucho, acá tenés que ir a buscar los terneros al norte de Entre Ríos o sur de Corrientes.

R.A.: ¿Y el resto de las actividades?
A.H.: Derivé un par de camiones para agricultura, otros dos en pollo, dos o tres para cerdo, que anda muy bien porque viaja todas las semanas, con tres o cuatro viajes mientras que en el de pollo dependemos de una multinacional, que está en Gualeguay. Por tener más camiones y generar más trabajo pusimos tres unidades a trabajar para ellos, por suerte tenemos trabajo, pero es muy justito el número. Con respecto a la agricultura pasa lo mismo porque hay una sobreoferta de vehículos, y la tarifa es muy baja.

R.A.: ¿Es un sector prometedor?
A.H.: Si, por eso tratamos de enfocarnos de vuelta hoy en el 2018, para el 2019, volver al mayor porcentaje en la ganadería, porque vemos mucho potencial. Somos número uno en volúmenes de ventas en cuatro o cinco frigoríficos de exportación de los más grandes de Argentina. Hace poco estuve en París la SIAL (Salon International de L´Alimentation) a nivel mundial donde Argentina llevó 25 frigoríficos, y tuve el honor de ser el único consignatario que estaba invitado con ellos y me debo a ellos, porque si les va bien generan un arrastre que significa que el productor va a tener un valor agregado, que la gente vuelva a tratar de invertir en ganadería, porque en los últimos tiempos vale más tener la plata en la mano que tener un negocio abierto.

R.A.: ¿Se nota en la calle esa situación?
A.H.: Si, se nota en la gente que cuida mucho la plata, nadie arriesga. Pero poniéndole el lomo, trabajo y confianza, las cosas nos han salido bien. Tenemos mucho compromiso que tratamos de hacérselo sentir a nuestros empleados, para que se hagan responsables desde que sube la vaca arriba del camión.

R.A.: Los choferes son una pieza clave ¿Cómo se realiza la capacitación?
A.H.: Respecto a la capacitación para los conductores, Volvo nos ha dado muchas alternativas, han venido acá a la empresa a dar cursos y se ha notado en el resultado, porque los camiones son muy sofisticados, no es para cualquiera usarlos. Usamos camiones de 400 caballos promedio, de 380 para arriba, y la sofisticación que traen requiere de un curso. Además, por el costo del camión, tratamos de hacer lo posible para que, en un país tan difícil, el chofer le saque al camión el máximo rendimiento. Por eso buscamos que estén motivados permanentemente.
Como todas las empresas grandes tenemos una persona exclusivamente dedicada al consumo de combustible, un equipo de mantenimiento que fue capacitado por el equipo técnico de Volvo, taller, repuestos, y un responsable de los cursos porque sabemos el lugar fundamental que ocupan.  R.A.: ¿Se disfruta el trabajo pese a los avatares?
A.H.: Si, me encanta ver los camiones en la ruta que digan “El Rodeo”, tratar de tener esta independencia; si mañana compro 1.000 novillos, sé que no dependo de un tercero, porque damos ese servicio y buscamos agilidad tanto cuando hacemos el negocio propio o a la gente en general.

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